¡Dolor!
¿Podría doler el alma? ¿Podría doler el corazón?
Existe en nuestra vida un dolor punzocortante que no podemos evitar.
Ese, cuya enfermedad no puede ser detectada por prueba médica.
Ese, que solo cada uno de nosotros conoce bien.
El dolor de extrañar, de haber perdido a un ser amado.
Ese, que te hace retorcer el cuerpo,
queriendo abrazar o ser abrazado por alguien que ya no está.
queriendo abrazar o ser abrazado por alguien que ya no está.
Ese, que cuando aparece un recuerdo espontáneo, eriza toda la piel.
¡Dolor!
Dolor seguido de lágrimas, de una sonrisa, de enojo quizas.
Dolor que lacera el interior de las entrañas y las hace sangrar.
Dolor por las experiencias vividas y por las que no se vivirán.
Dolor de ausencia, dolor de sombras, dolor de sueños no cumplidos.
Dolor, que provoca agonía intermitente.
Dolor de mortales que se duelen por mortales.
Dolor de apariencia interminable.
¡Dolor!
Así es...
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